Enjaezados como para una fiesta, los elefantes, a ritmo lento, transportan a los visitantes hasta la cima de la colina; donde está el Fuerte Amber. Es extraña la sensación la de ir a lomos de elefante, ese lento balanceo lateral acompañado de un ligero avance; una hilera de elefantes asciende, otra desciende; su marcha lenta y ondulante está acompañada de una hermosa vista: hacia arriba las murallas de la fortaleza, cada vez mas cercanas; hacia abajo el lago y los hermosos jardines que parecen flotar en él; y en los árboles que flanquean el camino, multitud de monos en las mas diversas posturas y actitudes.
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