A 42 kilómetros al noroeste de Jaipur está Samode, un pueblecito colgado de laderas y que alberga un antiguo palacio del siglo XVIII de arquitectura Rajput-Mogol, otrora residencia de alguna familia real y hoy convertido en un hotel de lujo.
Allí reponemos fuerzas con un suculento almuerzo, que entre otras delicias me permite saborear un delicioso cordero asado con salsa de menta y como postre glorioso un helado de mango que me supo a un trocito de cielo.
Samode seria el lugar ideal para alguien que desee perderse por unos días en medio de la calma y la belleza.
El pueblo, pequeño , pero con maravillosas casas de fachadas multicolores y de un claro aire mogol
es en si un pequeño paraíso repleto de lugares rurales y bucólicos. Sus habitantes, acogedores, aun siguen mirando a los viajeros com los mismos ojos con que nosotros les miramos, es decir: hay que ver que gente más exótica...
El hotel con fastuosos e historicos interiores, maravilloso el salón de los espejos, hara que uno se sienta como un autentico maharaja, todo es regio,
hasta los botones visten de auteticos príncipes mientras te ofrecen marionetas de madera como recuerdo
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